Los
cambios radicales experimentados por las formas de vida y pensamiento a lo
largo del siglo XIX y durante el actual han influido en el vocabulario español
igual que en el de todos los idiomas europeos. Ciencias, filosofía, progresos
técnicos, cuestiones políticas y sociales exigen la constante ampliación de las
nomenclaturas. El incremento léxico se ha hecho mediante la formación de
derivados. El léxico literario se resiente de la sequedad que traen estas voces
de acarreo, cómodas en un momento, pero artificiales y de estructura
complicada. La lengua se encuentra en una encrucijada: la exactitud de la
expresión incita a pecar contra la eufonía. La introducción de palabras tomadas
del latín y del griego hace que el vocabulario moderno carezca de íntima
coherencia y el léxico se hace cada vez más abstracto e intelectual.
Esto es relacionado a lo que expliqué en una exposición donde el latín culto era el escrito y el latín vulgar era el hablado.
ResponderBorrar